La propiedad intelectual fomenta la innovación, la creación, el emprendimiento, el crecimiento y la generación de empleo.
La protección de los derechos en esta materia es vital para garantizar a los inventores y a los creadores que nadie va a copiar o a robar el resultado de su trabajo, lo cual contribuye a que el sistema educativo, la investigación, la actividad empresarial y la creatividad de la población se integren a la cadena de valor que aportan a la sociedad los beneficios derivados de la innovación, las buenas prácticas, el uso de signos distintivos, la mejora continua y la actividad inventiva de la comunidad científica e industrial mexicana.
Es un hecho que la forma de hacer negocios se ha transformado en las últimas décadas debido a los avances tecnológicos y, por lo tanto, también se ha modificado la forma de proteger la propiedad intelectual, de comercializar un derecho y registrar una marca o patente.
¿Cómo proteger las innovaciones tecnológicas? ¿Cómo asegurar el uso adecuado del Big Data? ¿Qué se debe patentar?¿Cómo se protegen los datos? ¿Cómo negociar acuerdos de comercialización de activos de propiedad industrial? Estos son algunos de los cuestionamientos que los empresarios se plantean hoy en día.
Los derechos de propiedad intelectual son activos que ayudan a incrementar el valor de las empresas.
En nuestro país, la Propiedad Intelectual se divide en: Derechos de Autor (obras literarias, musicales, artísticas y fotográficas, entre otras) y Propiedad Industrial (invenciones y registros).
La Secretaría de Economía, a través del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) tiene la autoridad legal para administrar el sistema de propiedad industrial a nivel nacional.
Las figuras jurídicas que protege el IMPI son: Patentes, que son los derechos concedidos a un inventor, ya sea una persona física o jurídica, sobre un nuevo producto, proceso o tecnología que demuestre ser nuevo a nivel internacional; Modelo de Utilidad, que son los derechos para aquellas modificaciones a inventos, herramientas y maquinaria ya existentes para mejorar su desempeño; y Diseños Industriales, que son: Modelo industrial, Dibujo industrial, Marca, Aviso Comercial, Nombre Comercial y Denominación de Origen.
El gran reto
No todas las empresas están totalmente conscientes de los beneficios de la propiedad intelectual. En consecuencia, no protegen adecuadamente sus invenciones y creaciones. Esto puede llevar a apropiaciones indebidas por parte de terceros sin el consentimiento de sus creadores.
Muchas Pymes, start-ups y jóvenes empresarios tienen problemas a la hora de identificar la mejor manera de proteger su propiedad intelectual. A veces no entienden la forma en que ésta puede ayudar a su negocio.
Millones de empleos en todo el mundo están en riesgo cada año como resultado de la falsificación y de la piratería. Las empresas tienen a menudo que competir injustamente con marcas falsificadas. Miles de artículos pirata son incautados diariamente en las fronteras. Los medicamentos falsos, los alimentos y los juguetes sin certificación pueden plantear serios riesgos sanitarios y de seguridad. La descarga ilegal de contenidos está destruyendo empleo y desincentiva la creación de nuevos materiales creativos, como películas y música. Eso, sin mencionar que el negocio de la piratería suele ser parte del crimen organizado.
En México, el 27 de abril entraron en vigor las reformas y adiciones a la Ley de Propiedad Industrial que contemplan diversos cambios en trámites relacionados con invenciones, modelos de utilidad y diseños industriales, así como la inclusión de los indicadores geográficos como figura de protección.
La complejidad de las normas de propiedad intelectual requiere un buen conocimiento de la legislación pertinente para lograr los mejores resultados en cuanto a costo-beneficio a la hora de ejercer los derechos de protección. Una buena asesoría jurídica en la materia siempre es recomendable.
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