La palabra startup (empresa emergente) es un concepto ligado a los negocios en la era digital que se refiere a empresas en etapas tempranas de su existencia. A diferencia de una Pyme, representan negocios que serán escalables rápidamente, haciendo uso de tecnologías digitales.
Como su nombre lo indica, el término solamente se aplica en los momentos de arranque del proyecto. Una vez que alcanza otras etapas de desarrollo deja de llamarse así. Los principales gigantes tecnológicos, como Facebook, Google, Airbnb o Uber se iniciaron como startups.
Otra de sus características es el crecimiento exponencial, lo que significa que debe tener la capacidad de adquirir usuarios a un ritmo acelerado con medios de distribución que le permitan llegar a un número mayor de clientes, así como a una venta que no sea lineal.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), de las naciones que forman la Alianza del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú), nuestro país es el más avanzado en cuestión de financiamiento para empresas en etapas tempranas.
En América Latina, según AngelList, Brasil es el país con el mayor número de startups, seguido por México, donde los ecosistemas de startups están más distribuidos en el territorio, con 32% en Ciudad de México, 10% en Guadalajara y 8% en Monterrey. Casi un tercio opera en el sector de los servicios financieros (FINTECH), seguido por salud, tecnologías de la información y comunicación (TIC), y educación.
Los riesgos de invertir en una startup
De acuerdo con diversas investigaciones, sólo un 10% de las startups supera los tres años de vida y un 2% consiguen llegar a los cinco años. El riesgo en este tipo de negocios es muy elevado, de modo que las posibilidades de perder el dinero invertido son muy altas.
El primer consejo sería: “no pongas todos los huevos en una sola canasta”, es decir, no inviertas en una sola startup. Para invertir en esta clase de activos, lo mejor es tener un portafolio y apostar, por ejemplo, por 10 proyectos con la esperanza de ganar dinero en uno de ellos y así compensar las pérdidas incurridas en los otros nueve. Además, las inversiones en este tipo de activos deberían ser entre el 10% y el 20% de tu patrimonio.
Para evitar la sensación de estar “jugando a la ruleta rusa” al realizar este tipo de inversiones, se requiere tomar una decisión informada tras un buen análisis global de la compañía, su modelo de negocio, su mercado, las posibilidades de crecimiento, el entorno y el equipo gestor, entre otros.
Una startup pasa por varios escenarios durante su crecimiento, como: falta de capital, revisión continua de pronósticos de ventas, competencia desleal, períodos de baja motivación por parte de los socios fundadores, etc. Por lo tanto, los retornos inicialmente previstos pueden no llegar a producirse nunca.
Como posible inversionista, debes tomar en cuenta los siguientes riesgos:
Mercado insuficiente, al no haber identificado adecuadamente las necesidades de los clientes potenciales o bien que, dados sus hábitos de consumo, no estén preparados para acoger una determinada tecnología.
Poca o nula escalabilidad del modelo de negocio. El crecimiento continuo (y de preferencia exponencial) es una característica que una startup debe cumplir, so pena de morir en el intento.
Imposibilidad de influir en la gestión de la empresa, al no tener una participación mayoritaria, lo que en la práctica supone ser un mero espectador y estar a la espera de las decisiones del equipo de gobierno.
Ausencia de dividendos, pues una compañía de nueva creación necesita varios años para obtener beneficios y además necesita capitalizarse lo más rápido posible por lo que la autofinanciación es día a día.
Dilución de la participación, ya que cada vez que la compañía acude a una nueva ronda de financiación se emiten nuevas acciones que son compradas por nuevos inversores y que hacen que el porcentaje de participación en la sociedad se vea disminuido, con la consecuente pérdida de poder y control.
Riesgos legales o regulatorios que deben ser considerados, ya que pueden ser una barrera de entrada a algunos mercados objetivo, o bien una fuente de problemas judiciales, indemnizaciones o sanciones.
Por todo lo anterior, antes de tomar la decisión de invertir en una empresa de este tipo, te recomendamos asesorarte con una firma de abogados, como Arrangoiz y Asociados, especialistas en Derecho Corporativo y conocedores del mundo de las startups.
Evita fraudes y sorpresas desagradables. ¡Cuida tus inversiones!
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